Análisis Doom – El Triunfal regreso de una saga

Doom. No hay nada más que añadir. Nunca una palabra tan corta significó tanto para la industria de los videojuegos como esta. Los que hemos crecido con los videojuegos, especialmente los que ya tenemos una edad, no podemos evitar que nos vengan a la mente imágenes a toda velocidad de angostos pasillos interminables plagados de demoníacos enemigos que nos atacaban en masa mientras los destruimos con armas bizarras que los revientan en mil pedazos. Yo no lo jugaba demasiado, porque me provocaba unos mareos de la leche (otro clásico asociado inequívocamente a este título) pero si recuerdo ver a mis hermanos jugarlo de manera compulsiva. Forma parte del recuerdo de toda una generación, uno de los títulos que nos marcó a fuego. Es por eso que el anuncio de una nueva entrega de la franquicia levantó una ola de reacciones a lo largo y ancho del mundo.

Visitando de nuevo el infierno

Quienes lo hemos vivido en su era dorada sentimos una mezcla de ilusión y terror ante la noticia de la actualización de este clásico por parte de ID Software y distribuido por Bethesda, disponible en PC, Xbox One y PS4 (esta última es la versión que he podido probar). Todos queríamos revisitarlo, pero teníamos miedo de que no se mantuviera la esencia que lo volvió tan popular. No en vano, pocas semanas antes de su lanzamiento se liberó una beta en la que se podía jugar a su modo multijugador y no pocos lo pusieron verde aludiendo a que se había convertido en un shooter genérico, una especie de Call of Doomty (pero qué chispa tengo). Pero no se puede juzgar un libro solo por la portada y este juego es un nuevo ejemplo. Porque sí, amigos, los críticos se equivocaban, este juego que nos ocupa es un Doom con todas las de la ley, y eso significa brutalidad a raudales, armas imposibles, dificultad endiablada y mucha, mucha diversión.

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Tenemos tres modos de juego diferentes. La campaña es, sin duda, el modo de juego al que todos nos vamos a tirar como bárbaros por ser el modo con el que todos disfrutamos en los viejos tiempos. Y puedo aseguraros que no os va a defraudar ya que es desafiante y llena de acción desenfrenada que no decae en ningún momento. No es muy duradera, pero la dificultad es bastante elevada, a veces la cantidad de enemigos que hay en pantalla simultáneamente es demencial, así que la duración va a depender mucho de tu habilidad. Si a todo eso le sumamos unos amplísimos niveles diseñados de forma magistral lo que es seguro es que la vas a disfrutar de principio a fin.

Empezamos la campaña completamente desnudos, despertándonos en un altar en el que estamos a punto de ser sacrificados. Tras salir del atolladero a tortazo limpio podremos hacernos con la primera arma del juego que está allí cerca, una pistola básica que tiene munición infinita, pensada para que la acción sea continua y no decaiga a lo largo de todo el juego. Pronto descubriremos que estamos en una base en Marte en la que se está explotando un tipo de energía que viene desde el mismísimo infierno y que nosotros éramos uno de los muchos sacrificios humanos que se estaban realizando de forma sistemática para poder acceder al inframundo. Nuestro objetivo es parar a los desquiciados científicos que están llevando a cabo tan alocado plan antes de que sea tarde para detenerles.

Brutalidad gratuita y sin medida

La perspectiva es la clásica en primera persona, que aunque es más inmersiva para un FPS, aunque dificulta saber dónde están los bordes de las plataformas y dar saltos precisos, así que prepárate para caerte de las formas más absurdas. Los controles están pensados para sacar el máximo partido a los mandos de las actuales consolas, y están implementados de forma accesible e intuitiva. La respuesta de los controles es impecable, lo que ayuda a que la acción sea fluida y frenética. Apuntar y disparar es tan fácil que no tardarás mucho en convertirte en la pesadilla de los demonios, aunque ellos también te darán más de un quebradero de cabeza, ya que atacan en masa y no lo hacen a lo loco, muchos de ellos tienen estrategias de esquive y contraataque muy bien estudiadas.

El juego está trufado de referencias y homenajes a los juegos clásicos, para mayor regocijo del aficionado de lomo plateado. Desde el sublime momento en que encontramos el traje de marine espacial, pocos minutos después del comienzo del juego, hasta la inclusión de muchísimas de las señas de identidad de este universo, como las tarjetas de identificación de colores para abrir ciertas puertas o los barriles de combustible repartidos por todo el escenario que explotan si les disparan. Además se han incluido mecánicas básicas antiguas, en detrimento de las que se consideran como señas de identidad del género FPS hoy en día, como tener que pararse a recargar el arma o que la vida se recargue automáticamente. De hecho hay muchas referencias burlonas a los juegos de la competencia, que harán brotar las carcajadas de quienes conozcan bien este género.  Aquí vas a tener que embestir a lo loco y buscar los ítems de curación, mejoras y recarga por ti mismo. El que quiera peces, que se moje el culo.

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Pero esto es Doom y no hay mejor homenaje que la brutalidad gratuita y sin medida. Y, amigo, te puedo asegurar que aquí la vas a encontrar. Tienes una variedad de armas de lo más imaginativa, influyendo una motosierra, y algunas tienen efectos realmente devastadores. Además de la más emblemática de las armas clásicas, la Big Fucking Gun (o BFG 9000, en su descripción, técnica). Pero por si eso fuera poco además tienes la oportunidad de realizar ejecuciones especiales a los enemigos y podrás gozar viendo como tu personaje les desencaja la mandíbula, les arranca un brazo y lo usa contra ellos o les abre la boca para encajarles el arma hasta las amígdalas y reventarles desde dentro. Te aseguro que en más de una ocasión soltarás una risotada de morboso placer al ver el daño que eres capaz de infligir. Pero también es mucho el daño que vas a recibir, porque no es raro ver saltar por los aires los pedazos de tu propio personaje o ver como estalla en llamas. Y es que donde las dan las toman, chaval.

Cumbre de la actual generación

Los otros dos modos de juego son el multijugador, que ya es imprescindible en un juego de estas características y SnapMap. El multijugador en principio resulta interesante, ya que contamos con innumerables opciones de personalización del personaje, incluso podemos personificar a varios demonios, pero es insuficiente dada la simplicidad de las mecánicas. Lo de moverse sin parar, sin posibilidad de campear o de desplegar acciones tácticas es divertido en la campaña, ya que nunca llega a volverse repetitivo, pero es algo monótono para jugar online. SnapMap es el famoso editor de escenarios que tan popular se volvió en su día y que ahora ha alcanzado cotas estratosféricas, con la inclusión de las nuevas mejoras gráficas. He jugado varios mapas online y he de decir que algunos jugadores son más retorcidos que los mismísimos Carmack y Romero, ya sus creaciones son todo un reto, no solo en cuanto a lo laberíntico del mapeado sino al planteamiento jugable, ya que algunos requieren de grandes dotes tácticas para resolverlos. Y esto solo es el principio. Si eres una persona con imaginación y tienes ganas de plantear un reto diferente a la comunidad este es sin duda el modo de juego ideal para ti.

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A nivel técnico estamos ante una de las cumbres de la actual generación. Aunque la versión que ahora nos ocupa es la de PS4 y esta sea incapaz de rivalizar con la PC Master Race y su magnífico framerate de más de 100 cuadros por segundo en algunas partes del juego (para lo que, por supuesto, necesitarás una máquina bastante potente), estamos ante un título que por fin nos hace ver la potencia de las nuevas plataformas consoleras. Funciona a 1080 a 60 FPS y se mantiene increíblemente estable durante todo el juego, hasta el punto de que las caídas de framerate se pueden contar con los dedos de una mano. Y eso que a nivel gráfico es un verdadero portento, olvídate para siempre de los escenarios cuadriculados y repetitivos de los juegos antiguos, y de los brutales mareos que provocaban. Los escenarios son enormes, intrincados y muy detallados, llenos de recovecos donde se esconden los secretos y coleccionables, que no son pocos. Los efectos de luz alcanzan un nivel de virtuosismo difícil de describir, que ayudan a resaltar las magníficas texturas y volúmenes.

La banda sonora es otro de los aspectos en los que este juego se ha renovado, ya que en su mayoría son remakes de los temas clásicos, adaptados al gusto moderno, además de otros temas nuevos que mantienen el listón bien alto. Los La música es cañera y salvaje, como mandan los cánones, y acompaña la acción de forma magistral. Los efectos de sonido son geniales, a destacar la enorme variedad de diabólicos gruñidos de las criaturas a las que nos enfrentamos, que nos helarán la sangre en las venas en más de una ocasión cuando les oigamos a lo lejos. Una de las cosas más destacables es su perfecto doblaje al castellano, que si bien no es sobresaliente sí que es muy notable y ayuda a comprender la historia sin tener que perder ni un segundo la concentración en la acción, todo un lujazo.

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En conclusión Doom es el triunfal regreso de una saga, tan gloriosa como antaño pero magistralmente renovada y convertida una vez más en un dechado técnico que sin duda creará escuela. Hecha por fans y para fans. La duración de la campaña puede resultar algo corta para los más hardcore, pero sus múltiples secretos, coleccionables y mejoras tanto en las armas como en la armadura la vuelven altamente rejugable. Olvídate para siempre de los pasados errores de esta franquicia, porque este título los ha redimido por completo. Aquí no encontrarás una línea argumental profunda (la verdad es que apenas tiene argumento), ni tranquilos recovecos donde parapetarte para campear o atacar desde la distancia. Aquí solo hay acción llana y directa, y diversión sin límites. Así que coge tu arma y prepárate para llenarte de sangre y vísceras, porque es hora de hacerles sufrir.