Análisis The Last Guardian

Una mágica historia con pequeños fallos

The Last Guardian ha sido uno de los desarrollos más prolongados de las últimas décadas. El trabajo de Fumito Ueda comenzó siendo un título para PlayStation 3, pero los contratiempos se cebaron con el juego, hasta el punto que se pensó que finalmente acabaría cancelado. Pero no, tras una puesta a punto, genDESIGN (el nuevo estudio de Ueda), ha conseguido sacar adelante el Project Trico en una nueva plataforma, PlayStation 4.

Teniendo a sus espaldas obras como Shadow of the Colossus e ICO, el trabajo que tenían por delante era arduo, pues estos dos títulos están considerados como dos de las obras que reflejan el papel artístico dentro de esta industria. Nosotros ya hemos podido echarle mano y está claro que las premisas de Fumito Ueda no han cambiado: quería un juego bonito, un juego que nos llegara al corazón, y muchos descubriréis que así ha sido.

Bestia y persona

Es difícil describir la historia de The Last Guardian, pues el Team ICO siempre ha conseguido elaborar relatos con muchas incógnitas, y aquí tendremos muchas. Manejando a un pequeño que se despierta en una especie de ruinas antiguas, tendremos que escapar de ellas, pero no estaremos solos. En esta labor estará con nosotros Trico, la famosa bestia que ya hemos podido ver en muchísimos anuncios desde que se presentó por primera vez el juego hace unos diez años.

Aunque el hilo conductor que nos llevará a recorrer las instalaciones en las que nos encontramos es el escapar de allí, a lo que realmente tendremos que prestar atención es al proceso, al camino durante el cual se forja una unión que al final del juego será casi inquebrantable. Trico y nuestro joven amigo se necesitarán el uno al otro para poder alcanzar los diferentes objetivos. Trico podrá saltar, escalar y llegar a sitios más alejados, pero necesitará de la agilidad y el reducido tamaño del niño para poder abrir puertas y acceder a otros sitios que de otra manera no se podría. Todo esto hace que la unión sea tan intensa que pronto nos olvidaremos de todo lo demás, ni siquiera nos interesará saber quién somos o qué es la criatura que nos acompaña.

Fumito Ueda y su equipo han llevado a nuestras consolas una historia muy completa, aunque al final, como ya hemos dicho, nos quedaremos intentando extraer de nuestra mente muchísimas conclusiones diferentes.

Trico: vivo y salvaje

Aunque esto es una historia de dos, Trico sobresale de la ecuación puesto que es un personaje que nos acompañará, pero que no maneja el jugador. Elevar el centro del juego a un personaje no controlable es complicado, puesto que el jugador puede sentirse frustrado al no poder controlarlo, pero no será así (a pesar de que sí tendremos momentos de frustración). Eso es The Last Guardian: nuestra aventura pasa por intentar hacer que una bestia de más de 10 metros de longitud nos haga caso.

Trico reaccionará a nuestras órdenes conforme vayamos avanzando en nuestra exploración y nuestra unión se afiance, pero también habrá espacio para el instinto, para la curiosidad y hablamos de un animal al fin y al cabo. Veremos cómo nuestro pájaro canino irá a explorar un poco por su cuenta o que a veces no nos hará ni caso a lo que le pidamos. En otras ocasiones obedecerá perfectamente, por eso destacamos una naturaleza tan conseguida dentro de una inteligencia artificial, con la cual disfrutaremos mucho.

Dentro de este apartado debemos hablar de que será nuestra misión proteger a Trico igual que él lo hace con nosotros. Habrá veces que, para que haga alguna acción tendremos que darle de comer y otras en las que tendremos que sacarle las lanzas de los enemigos del cuerpo. ¿Qué pasa si no lo hacemos? Lo siento, no he permitido que al grandullón le claven demasiadas lanzas.

Dificultad intensa

He de reconocer que nunca se me han dado bien los juegos en los que hay que avanzar resolviendo puzles constantemente, aunque he terminado superándolos. The Last Guardian es un grandísimo puzle a resolver y el camino no son más que pequeños rompecabezas. Pasar de una estancia a otra de las ruinas hará que tengamos que explorar bien el área donde estamos, pues ahí (aunque no lo veamos) está la clave para seguir avanzando.

Este juego puede ser muy sencillo para unos, y un infierno para otros, pues el título de Fumito Ueda no nos deja indicaciones para continuar. Tendremos leyendas que nos indicarán los controles, es decir, lo que podemos hacer con el joven o con Trico y eso es todo lo que necesitaremos para seguir avanzando. The Last Guardian nos da todas las piezas, pero tendremos que ser nosotros los que encontremos la manera de encajarlas.

 

Controles muy mejorables

Dicen que el Team ICO tiene algunos rasgos muy característicos de sus juegos, algo que siempre les distingue. En tiempos me dijeron que unos controles algo torpes, ortopédicos, era uno de ellos y si es así, en The Last Guardian han dejado un sello muy marcado, extremadamente diría yo. Uno de los fallos que le podríamos encontrar este título sería un control de personajes tosco y al que se le ha dedicado, creemos, poco tiempo.

La principal pega viene en el manejo de nuestro joven protagonista. Aunque las acciones que puede hacer son limitadas, sus movimientos son exagerados, partiendo de un movimiento estático a uno demasiado rápido sin un término medio que nos permita movernos por salientes y otras zonas escarpadas. Esto será de gran importancia, pues las ruinas tienen zonas altas por las que tendremos que pasar para alcanzar otras.

La cámara tampoco nos ayudará en nuestra empresa, ya que su movimiento poco articulado no dejará que apuntemos bien para dirigir los movimientos, y puede dejarnos bastante tirados cuando tratemos de superar alguna de las zonas.

 

Conclusiones

The Last Guardian cumple con las expectativas de Fumito Ueda, es decir, ha creado un título que, en muchos de sus sentidos, puede considerarse como arte, sobre todo debido a la historia tan bonita que consigue transmitir todo tipo de sentimientos. Posiblemente sea esto lo que salve algunos de los aspectos más flojos del juego, los que respecta a su jugabilidad, fallo importante, ya que hablamos de un videojuego.

Sobre Juanpe

23 Años. Periodista.